En mi mesa tengo simpre mil cosas a medio hacer, y pequeños rincones en los que he pasado horas y horas (años y años) pensando, dibujando, haciendo y deshaciendo.





El otro día mi hermana y yo hablábamos de cómo, cuando éramos pequeñas, estábamos seguras de que en el bosque existían árboles con puertas secretas. Creíamos que cualquier día nos encontraríamos con un árbol habitado en una de nuestras excursiones... lo que no sabíamos era qué nos encontraríamos dentro.


Para que la mire y la remire, para que la babee a su antojo, y para que más tarde la guarde como recuerdo de su tía que tanto le quiere.
_________________